#ElPerúQueQueremos

El precio justo

Para quien tiene dinero, la disponibilidad de alimento no es problema. El dinero compra la seguridad, pero de alguna manera… también la indiferencia.

Publicado: 2018-01-21

Que las personas sigan sufriendo por falta de alimento en pleno siglo XXI es un insulto para la capacidad humana. No soy un crítico de la tecnología o del progreso humano, sin embargo, tengo la sensación que algunos campos del conocimiento avanzan más rápido que otros. Seguimos perforando pozos petroleros, estamos creando una vida virtual paralela y masificando el uso de dispositivos móviles de alta generación, pero… ¿que estamos haciendo a favor de la alimentación humana? ¿Qué hace usted para mejorar la condición de los productores? ¿o es que mientras podemos pagar también estamos comprando el derecho de la indiferencia? 

Un pequeño productor de papa en los andes peruanos hace poco me dijo: “cada vez es más difícil ganar dinero… me estoy esforzando en educar a mis hijos para que se dediquen a otra cosa y no sean esclavos de la chacra como yo” y es que claro, para millones de productores agrícolas en el mundo esta actividad tiene mayores riesgos, pero también menor rentabilidad; relación que no guarda coherencia con la lógica en los negocios donde los productos con mayor riesgo y mayor importancia deberían tener mayor valor.

Lo cierto es que la población no paga el precio justo por los productos agrícolas... ¡no estamos acostumbrados a hacerlo!. Es difícil, pero debemos empezar a generar un cambio en esta conducta. De otra manera seguiremos desperdiciando comida y seguiremos alentando el despoblamiento de las zonas rurales, generando con ello, el desabastecimiento de las despensas alimenticias del mundo. De continuar así, el precio no subirá por una mayor valoración, sino porque simplemente la disponibilidad será menor. Hoy estamos frente a una oportunidad inmejorable para hacer el cambio. La prosperidad mundial está en auge, las poblaciones crecen y también lo hace el sentido de justicia y responsabilidad ambiental en una “nueva generación consciente” que pronto será mayoría en el mundo.

Muchos críticos dirán que incrementar el precio de los productos agrícolas es una locura capaz de atentar contra la supervivencia de las poblaciones de menores ingresos económicos. Dirán que el “precio justo” es un discurso trasnochado de las ONG’s y los luchadores sociales. Yo no creo que sea así. Si el dinero no alcanza es porque los sueldos mínimos de muchos países son demasiado bajos. Los gobiernos y las industrias deberían asumir un rol protagónico con esfuerzos más reales para democratizar la prosperidad.

Atacar el problema de la alimentación con precios bajos ha sido una estrategia global que no ha funcionado. Por el contrario, ha promovido una cultura de desvalor para los agricultores quienes no reciben el precio real por su trabajo. En muchos casos, ante la nula respuesta del mercado, la única manera de seguir sobreviviendo en esta actividad ha sido a punta de incrementar la productividad aún cuando esto signifique romper el equilibrio ecológico con el entorno, abusando de agroquímicos e incluso degradando el medio ambiente, ¿puede el fin justificar los medios cuando se pone en riesgo la supervivencia humana?

Economías ajustadas alimentan un círculo vicioso de pobreza continua. Si ganas poco, pagaras poco, así de simple. Ya es hora de erradicar el estigma hacia el agricultor, echar al tacho de basura la indiferencia y combatir la cultura popular del “regateo”. Así como tu pides una rebaja en el mercado, el acopiador hace lo mismo; ¿cual es el resultado? al final de la cadena, el agricultor recibe un margen tan bajo que lo mantiene sumido en un circulo vicioso de supervivencia.

Los precios bajos no fomentan la valoración y la sostenibilidad en la producción de alimentos. Una industria tan vital como ella, resulta ilógico que no reciba un pago mayor por sus productos. Si la estrategia de precios bajos no ha funcionado, tomemos un camino distinto y pongamos en el bolsillo de la población más dinero que permita exigir un mayor precio por los productos agrícolas, financiemos indirectamente una educación enfocada a valorar la comida reduciendo los desechos via implementación de impuestos y castigos por desechar comida, creemos estrategias para promover el reciclaje de alimentos y también basta ya de la dictadura de la calidad ligada a la apariencia, seamos más flexibles y aceptemos también frutas y verduras con aspecto humilde, no solo con pinta de estrellas de hollywood.

Asimismo, como estrategia integral, las políticas de desarrollo deberían enfocarse a erradicar la fuerte informalidad en la que está sumida el sector. Los ministerios de agricultura de los países deberían ser los líderes por excelencia para promover el desarrollo de mercados mas organizados y transparentes, el fortalecimiento de los gremios de productores, de la asociatividad, el ordenamiento de la producción para evitar problemas de abastecimiento, brindar una transferencia tecnológica real que solucione los problemas de cada realidad, acceso a financiamiento adecuado que los haga crecer y no los empobrezca más, desarrollar la conectividad y la provisión de energía, etc… Como ven, hay mucho por hacer y francamente las excusas para exculparnos ya no pueden seguir teniendo cabida en una visión sobre el futuro del sector agrícola, sobre nuestro futuro.


Escrito por

Rogelio León

Ingeniero Agronomo de profesión. Autor del libro "Con aroma a flor, la ecuación del éxito en los negocios del futuro"


Publicado en

Crops revolution

recortes del libro Crops Revolution. La historia de la humanidad vista desde el ojo de un agricultor.